Estoy en mi carro, Sara me llama y me dice: Sonia ¿quieres venir para Orlando? estaré libre. Yo rápido contesté nunca he viajado sola, me muero de solo imaginármelo. Pero, voy a pensarlo. Mañana en la tarde te confirmó. Al día siguiente, Sara, si voy. Luego coordinamos todo. Llegó el día de preparar la maleta... fue horrible, lavar, secar la ropa e irme al mínimo. Enviar textos, dejar todo listo, quien me llevará, me recogerá, ir al banco etc... Ya estaba tan tensa que ni sueño tenía. Necesitaba estar a las 2:50 AM del jueves 26 de noviembre de 2015, que era ACCIÓN DE GRACIAS. Terminé y llegué a las 2:00 AM. Inmediatamente le dije a la muchacha del Caunter: es mi primer viaje sola, me puedes ayudar. Allí es cuando todo comenzó. Me dijo claro que si vamos a medir la maleta, déjeme ver su boleto y me dio las instrucciones. En ese momento todos mis temores pasaron por mi mente: la maleta no tiene el tamaño, hay problemas con el boleto, tendré que enviar la maleta por abajo, no llegaré a tiempo, perderé el vuelo, me hablarán en inglés y no entenderé. Todos esos y muchos más....
Luego, pase por el "Check-in" y espere que llamarán para abordar. Al momento en que apagaron la luz escucho ladridos de un perro. Pensé esto no puede ser, ahora perros, los tendrán en su mochila, se pondrán ansiosos y se saldrán. Luego lloré, así mismo lloré. La pregunta es por qué lloré. Sencillo estaba enfrentando mis gigantes. Al llegar a Orlando la primera llamada fue la de mi amiga Sara y cuando la vi llegar sentí que lo había logrado. Su abrazo, emoción, su sonrisa me demostraron que ya había pasado el susto y el resto era disfrutar.
Quiero decirles; que la maleta era la correcta, el boleto estaba bien, llegué a tiempo, tomé café, hice el "Check-in" y no morí del susto y el perro no se salió.
Moraleja para mí misma y para el que me lee: No hay que analizarlo todo, es necesario tomar riesgos en la vida, disfrutar cada momento y vivir a plenitud. Eso para lograr nuestro equilibrio, bienestar y vivir solo eso vivir. Porque un fracaso no determina nuestro presente, ni el futuro.
De este corto viaje inesperado les seguiré contando en las próximas notas. El mismo estuvo lleno de encuentros conmigo misma, noticias inesperadas, conversaciones extraordinarias y tomas de decisiones. Pulsen para que vean el lugar. Así que les pido que no me dejen de leer y sigamos conectados.
Al llegar le envié un texto a Sara: llegué muchas gracias por bendecir mi vida.
"Una buena lectura y una nueva emoción se comparte con un buen café". Sonia Ilemar
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