¿Qué es Entre Letras y Café?

miércoles, 10 de abril de 2019

Cállate

La vida está acompañada de palabras que marcan nuestra historia. En ocaciones estas palabras son de crecimiento y otras de destrucción. Lo más difícil es aceptar que nos las dijeron quienes se supone nos protegieran, nos amaran y nos ayudaran a crecer con un corazón agradable. 

¿Quién te mandó a callar? 
¿Quién te gritó? 
¿Quién destruyó tu corazón? 
¿Quién gritó tan fuerte, cállate, que hoy estás en silencio?

Nuestro corazón recuerda con más frecuencia las malas experiencias que las bonitas. Si, hoy te detienes y reflexionas en estas preguntas te aseguro que reconocerás como te ha afectado. Vamos, inténtalo. Toma unos minutos. ¿Lo recuerdas? Ahora, suéltalo por el bien de tu mente y corazón. 

Construye puentes relacionales con quienes te tan herido, marcado o provocaron alguna cicatriz y con todos los que te gritaron: "Tú no tienes talento", "tú no puedes", "tú no eres quien", "no lo vas a lograr", "tu tono de voz es horrible", "eres gorda", "no eres chistosa", "tienes pecas", "tu piel está manchada", "tu pelo es feo", "ay no se; creo que te falta algo", "tus ideas no son tan buenas", "no te esfuerces tanto", "tu pasión me agobia", tú y tú y tú... Son estas palabras y muchas más las que han lastimado nuestro corazón. 

Hoy te comparto palabras que puedes sustituir cada vez que a tu mente lleguen los recuerdos de cuando te mandaron a callar: Soy bueno, soy inteligente, soy agradable, soy amada, soy amado, soy extraordinario, soy capaz, soy inigualable, soy exitoso, soy creativo, soy quien yo creo y quiero ser. Mi favorita es: Soy amada. 

Una persona marcó tu vida con un cállate pero puedes ser quien te reconstruya con palabras positivas y sanes el corazón de quien está a tu lado ahora mismo... 

Cuando vamos del cállate al silencio doloroso de no vivir nuestro sueños caemos en comportamientos que afectan las relaciones con la familia, amigos o el trabajo. Yo también recibí varios cállate que me dolieron mucho. Luego crecí, me tardé en perdonar, acepté y solté. Esto provocó que siempre o casi siempre cuando decía algo, exponía una idea, me equivocaba o daba una instrucción al equipo de trabajo, expresaba mi opinión, decía en el momento lo que yo entendía que era correcto, si la otra persona expresaba que yo me equivoqué rápido decía; perdón, discúlpame, no fue mi intención, quería decir otra cosa, entre otras excusas. Siempre lo resolvía con decir discúlpame y perdón. Hasta que dos amigos me dijeron: "Sonia deja de pedir perdón, deja de disculparte, está bien que te equivoques, molesta que pidas tanto perdón". Les aseguro que fue más fuerte como se escuchó y como mi corazón lo recibió. Ese día aprendí algo de mí y era esto, que alguien me mandó a callar, que guardé silencio, que pedía disculpas cuando solo debía vivir. Podemos equivocarnos, alguien puede no aceptarnos, rechazarnos, no amarnos y no pasa nada... 

Si hoy eres de los que guardan silencio llegó la hora de contar una historia que solo tú puedes compartir con otros. El silencio nos ayuda a conectar con nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestra alma, nuestro espíritu, con nuestra esencia y con nuestra capacidad de crear. Estoy segura que durante tu tiempo de silencio haz escrito, cantado, bailando, creado, soñado, construido y anhelado compartir con otros lo que escribes en silencio. Hoy muéstrales al mundo tu silencio creativo. 

Transforma el cállete en escúchame, lee y observa lo que tengo para ti... 

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☕️ "El camino a todas las cosas grandes pasa por el silencio".  – Friedrich Nietzsche

by Sonia Ilemar