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jueves, 6 de diciembre de 2018

Me prefiero

El umbral del dolor de cada persona es diferente según su personalidad, diagnósticos previos, fortalezas y necesidades. Es por esto que les contaré que emocionalmente me considero una persona fuerte, con voluntad firme, y resistente al dolor emocional aunque ante el cansancio soy muy vulnerable. Con esto quiero decir que hago mal uso de mi cuerpo exponiéndolo a muchas horas de trabajo, sin dormir y hasta postergo las horas de ir al baño. Esto hace que mi umbral del dolor sea muy amplio. Hace unos meses tuve unos problemas con el sonido de la voz, fui al médico e identificaron “algo” en la tiroide. Lo llamaré “algo” para respetar mi propio acuerdo de que uno no tiene que dar todos los detalles de nuestras enfermedades a las personas. Mi actitud frente a esto fue guardar silencio, completar todos los exámenes físicos y prepararme hasta la cirugía. 

¿Qué me enseñó este proceso? 
  1. Que existen personas que son capaces de expresar: “nena tranquila con la tiroide te la sacan y ya”. “A mi mamá se la sacaron, la mía tiene tantos nódulos, esa marca es pequeña, que te hicieron una biopsia”. Lo peor es cuando expresamos “eso le pasó a fulano y fue peor”. Somos capaces de reclamar: “porque no me dijiste, me tenías que decir, quien estuvo contigo, yo soy...” 
  2. El paciente es el primero que tiene que aceptar lo que está ocurriendo en su cuerpo no familiares ni los amigos. No me malinterpreten estoy hablando de las personas con un umbral de dolor muy amplio. No de los pacientes con otro historial de necesidades y vulnerabilidad física, emocional o social. 
  3. Estas expresiones no son necesarias ya que creemos que con esto ayudaremos al paciente. 
  4. Esto no ayuda porque atrasa el proceso de aceptación y toma de decisiones para iniciar tratamientos. Aunque los familiares y amigos no acepten sus decisiones, es el paciente quien necesita decidir sin los tabúes individuales de los familiares o experiencias previas de familiares y amigos. 
  5. Todos necesitamos entender que en el momento de la noticia, en el momento de estar en el estudio o en el quirófano está el paciente solo con su YO interno, con sus creencias y los profesionales. ¿Qué quiero decir con esto? Tú que me lees no estarás recibiendo la noticia por mí, no sientes mi dolor, no sientes mis preocupaciones y mucho menos yo lo sentiré por ti, ni estaré contigo cuando recibas tu diagnóstico. La experiencia de dolor es individual y es necesario demostrar lo siguiente: amor, compresión, respetar sus silencios y sus decisiones. 

¿Por qué la cicatriz por esta cirugía creaba en mí tanta preocupación? Desde pequeña soy alérgica a los mosquitos y mi proceso de cicatrización es oscuro, lento y visible. Esto provocaba que las personas realizarán expresiones tales como: que niña tan linda y parece que tiene sida, todas las gordas solo tienen una cara bonita, eso es Impétigo y se pega entre otras crueldades e ignorancia. Gracias a mi personalidad y ganas de luchar por los sueños puedo decir que he logrado mis metas personales y profesionales. Sin embargo, por mucho tiempo decidí no mostrar mi cuerpo para evitar estas marcas y así era más fácil porque evitaba esto para concentrarme en mis metas. Decidí tomarme unas fotos antes de la cirugía para que fuera mi motivación y estrategia de fortalecer la voluntad. 

Luego de la cirugía, yo sabía que mi estilo de no mostrar mi cuerpo tarde o temprano afectaría. Es por esto que comencé a pensar que usaría para taparla y así evitaría tener que ofrecer explicaciones a las personas. Esta experiencia me llevó a aceptar que me prefiero. 

Hace unos años fui trabajadora social de un niño (a) que fue brutalmente maltratado. El o ella pasó por varias cirugías y en su abdomen tienen las marcas del proceso y el fue mi fuerza. Su voluntad y ganas de vivir lo llevaron a pasar no por una por más de tres cirugías y al presente no tiene ombligo. Cuando me despedí hace unos meses me contó cómo ha aceptado su cuerpo y me dijo:

Nińo(a): ¿estás lista?
Yo: Si. Los dos sonreímos. 
Nińo(a): se sube y bajaba rápido la camisa. Luego la deja levantada, se pasa su mano por su barriga con varias cicatrices y dice: no tengo ombligo, (Se sonrío a carcajadas). Pero no importa el doctor dice que se ensucia y se infecta. Pero como yo no tengo no me voy a enfermar. 
Yo: sonrío (aguantó las ganas de llorar) y nos abrazamos. 

Este momento es el más bello de mi vida. El (ella) es la verdadera definición de la resiliencia. 

Las marcas del pasado, las del presente y las que nos provocamos sin aún vivir el futuro es lo que nos DETIENE. ¿Cuál es tu enfermedad? ¿Cuál es tu cicatriz, física o emocional que te está deteniendo? 

Recomendaciones para todos: 
  1. Sean amables con ustedes mismos y con las demás personas. 
  2. Practiquen la bondad con usted mismo, con su familiares, amigos, compañeros, con todo el que lo necesite y con el mundo.
  3. Ejercite su voluntad emocional. 
  4. Respete el silencio del paciente. 
  5. Evite reclamarle, escúchelo cuando él esté listo para contarle, ayúdelo si le pide un favor y ore por ellos.
  6. La prevención y asistir a su médico sigue siendo la mejor alternativa para mejorar su calidad de vida. 
  7. Infórmate en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico, División Endrocrinología, Diabetes y Metabolismo. Para más información llama al (787) 758 - 7910 / 763 - 4149 ext. 1025. 
  8. Mi lugar favorito y en el que me devolvieron mi salud fue en el Hospital Oncológico llama y oriéntate: (787) 789 - 1996

Hoy me prefiero, me acepto, lo vuelvo a intentar y celebro la vida porque "Adoro la ambivalencia poética de una cicatriz, que tiene dos mensajes: aquí DOLIÓ, aquí SANÓ". -Louse Madeira 

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by Sonia Ilemar

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