La amabilidad, según la RAE, es “la cualidad de ser amable”. Esto tiene varios sinónimos interesantes, tales como: simpatía, agrado, cordialidad, benevolencia, cortesía, gentileza, entre otros.
La RAE define coqueteo como: “dar muestra a otra de que se siente atraída por ella sentimental o sexualmente”. Algunos sinónimos son: flirtear, galantear, tontear, ligar, entre otros.
Existen algunas diferencias muy sutiles entre estas dos palabras, y son las siguientes: el contacto físico, las respuestas fisiológicas (como el nerviosismo o que te suden las manos u otras partes del cuerpo), y el hecho de que se preocupen por ti y te ofrezcan ayuda si lo necesitas. Esto puede ocurrir tanto en la amabilidad como en el coqueteo. Ahora bien, para diferenciarlas, la pregunta es: ¿lo hacen con otras personas? Porque, por ejemplo, a mí me sudan las axilas cuando estoy nerviosa en general, y eso no es una respuesta al coquetear. No olvides que existen personas educadas y amables que no necesariamente están coqueteando.
Yo he sido ambas: amigable y coqueta, pero en otras ocasiones, ninguna de las dos. Ahora bien, existe un espacio llamado disponibilidad, que tampoco significa amabilidad y coqueteo indefinido por un interés romántico, sexual y/o pasional. La disponibilidad surge desde un lugar de amabilidad, servicio, empatía, generosidad, acompañamiento, creencias y valores.
Vamos a la deconstrucción de esto. Las personas pueden ser amables y estar disponibles para ayudarte, acompañarte, escucharte, expresarte palabras de aliento en momentos difíciles, orar por ti, enviarte un mensaje, un audio, una carta, darte un regalo, entre otros detalles, y eso tampoco significa que te amen desde un amor lúdico o de enamoramiento.
Es importante hacer hincapié en que me refiero a dos personas en específico; esto no aplica cuando observamos a otros sujetos. Aclarado este punto y para ampliarlo, me colocaré de ejemplo: reconozco que me he encontrado con personas que han pensado que estaba coqueteando, y sin darme cuenta, fue lo que percibieron o pensaron. De igual modo, tal vez te haya pasado a ti. Valido que esta situación resulta incómoda para ambas partes, y aún peor si ocurre durante una conversación incómoda en la que alguien, al comunicarse, cree que estás enamorado/a o necesita clarificar si están coqueteando, cuando en realidad no era así como iba la situación.
¡Te invito a que, si eres tú quien cree que alguien, por ser amable, está coqueteando contigo, intentes aceptar que necesitas revisar tus creencias y tus estilos de comunicación, tanto verbal como no verbal, al realizar acercamientos físicos, emocionales o sociales con otros! En ocasiones, eres tú quien está coqueteando, pero cuando te sientes inseguro/a o pierdes interés, proyectas en el otro características que le son propias, negando que eres tú. De esta forma, fallas en tu responsabilidad afectiva al no reconocer que es justamente en ese momento cuando necesitarás revisar tus creencias, formas y maneras de dirigir la comunicación verbal y no verbal hacia otros.
Por otra parte, pasar de esto a la manipulación y al gaslighting es un paso que te lleva al egocentrismo. ¿En dónde estás ahora mismo?
La verdad es que las relaciones, el afecto y el amor evolucionan, cambiando de acuerdo a las circunstancias de cada ser e independientemente de las particularidades que los rodean.
Concluyo con la siguiente frase: “Aprendí a no estar siempre, para los que sólo me querían para ratos”. – Daniel Habif
Evita los malos entendidos, pues es importante que aprendas a diferenciarlos. Esto es aplicable a las relaciones laborales, de amistad, familiares y afectivas.
Sé amable y coquetea contigo mismo/a para que no te conformes con actos sencillos de amabilidad o coqueteos espontáneos que te lleven a un “casi algo” que afectará tu presente y tu futuro. Intenta soltar todas las veces que sea necesario. Te invito a que no te olvides de ser amable contigo mismo y a intentar amarte todos los días de tu vida.
© Sonia Ilemar
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